lunes, 20 de agosto de 2007

Boceto y original

La ventaja de construir una parrilla de acuerdo a gustos y necesidades ya fue explicado en su momento, pero como en todo proyecto bocetado en el aire primero, y luego en un papel, no hay nada momento más satisfactorio que verlo funcionando.
Encontré dentro de una revista el dibujo original de la parrilla con DVD, de febrero del 2007. Tiene manchas de carbón y de grasa porque mientras se construía la original, había una parrilla provisoria para los constructores. El boceto no tiene las líneas seguras y bien tiradas de los proyectos profesionales. Pero tiene las medidas y las divisiones justas para el propietario, incluido el espacio para disco de arado (o DVD).




Seis meses después de este sucio papel con las líneas directrices para la parrilla, el mejor premio al diseño es poder dar cuenta de distintas carnes en compañía de amigos. El de abajo es el dueño del Palabrero, Esteban Peicovich,antes de cortar el cabrito que vino de Catamarca.


miércoles, 15 de agosto de 2007

Comprate un parrillita


Battista Pininfarina diseñó la Ferrari Testarossa y el Peugeot 404. Su hijo, Sergio Pininfarina, diseñó el Torino y la Ferrari 599 Fiorano. El nieto, Andrea, acaba de diseñar la nueva parrilla portátil de Coleman. Cuesta cuatro mil dólares. En los próximos días, habrá más modelos de parrillas enviadas por los lectores del BP. ¡Gracias Carlos, por la Pininfarina!

martes, 14 de agosto de 2007

Competencia desleal

En un arranque de nacionalismo gastronómico, Yahoo argentina le hace la competencia al Blog Parrillero.

domingo, 5 de agosto de 2007

Cabrito, paso a paso

Este cabrito fue traído por Fernando, un amigo catamarqueño, que lo compró en Casa de Piedra, en el KM. 1000, en Catamarca, donde dicen que están los mejores de estos bichos. Vino con cabeza y todo, pero se la corté para asarlo. A algunos comensales le causa impresión. Pesaría unos seis o siete kilos, y venía con la caja torácica cerrada. Al abrirla encontré corazón, hígados y pulmones (creo). Supongo que esas menudencias deben comerse por aquellas zonas como manjar previo o fritándolos con cebolla. Aporteñado, los tiré a la basura.

Una vez abierto -no hace falta sierra, es tan tierno que con un golpe de cuchilla basta-, le desparramé unos ajos aplastados y un poco de sal. Muy poca, porque había decidido bañarlo con salmuera, con un rociador.

Mientras se hacía estos preparativos encendí el fuego con quebracho. Debo haber usado unos veinte kilos y algunas maderas finas para darle llama. A las 10 de la mañana, el cabrito estuvo "clavado" a medio metro del fuego, con una leve inclinación para que el calor llegara a los cuartos delanteros.

El tamaño del cabrito es ideal para hacerlo en el asador de ciudad, porque es más fácil de manejar que el lechón. Con dos o tres alambrecitos quedan bien estirado para que el fuego le dé parejo. Una buena "crucifixión" asegura una cocción pareja y un fácil acceso a las pinceladas.

El cabrito tiende a secarse más que el cordero, por eso fui usando dos mejungues a medida que se iba dorando. Con un vaporizador con salmuera (unas cucharadas de sal gruesa diluidas en agua hirviente), lo fui bañando dos veces de cada lado.

En otro recipiente puse varias cucharadas de aceite de oliva, tres o cuatro ajos picados y un puñado de romero fresco. Con un pincel mediano, fui pintando las costillas y los cuartos a medida que iban tomando color.

El mismo procedimiento se hizo cuando se giró el cabrito para dorar el lomo, en la última hora de cocción. Fue hecho a fuego muy lento, tres horas para las costillas y 45 minutos para dorar "las espaldas". Y hacía mucho frío. Con fuego más vivo, y una temperatura mayor en el ambiente se podría asar en dos horas y media con el mismo resultado.
Pero era el primer cabrito que asaba, y no convenía arrebatarlo. Había varios invitados.
Por las dudas, había chorizos, morcillas y asado.
Parrillero prevenido vale por dos.

A las 13.30, pocos minutos antes de empezar a cortarlo, el cabrito crujía cuando se lo pintaba con el aceite de oliva.
Los seis o siete kilos desaparecieron y no sobró ni media porción.
Según el catamarqueño, acostumbrado a degustar cabritos, estaba muy bien. Y el resto acompañó con el apetito.
Consumo total por siete comensales: 6 chorizos, cuatro morcillas y un cabrito completo. Bon apetit!



Cabrito al asador

Del norte de Córdoba, al límite con Catamarca, me trajeron un cabrito de siete kilos al que estoy por poner al asador (luego habrá fotos). He buscado algunas recetas, pero no hay mucho en internet. Trataré de cocinarlo como si fuese un corderito: aunque todos coinciden que hay que empaparlo seguido con algun ungüente para que no se reseque. Lo pincelaré cada tanto con aceite de oliva, romero y ajo, además de usar más a menudo el rociador de salmuera. Veremos qué sale. Ya tengo que prender el fuego